Ella jamás reconocerá una derrota.
Aunque le hayan roto el corazón una y mil veces.
Por eso un mes después de la despedida de el, ella seguia haciendo lo mismo cada dia desde su ruptura.
Buscaba el mejor de sus vestidos, maquillaba su dolor y salia a la calle en busca de piropos.
Hoy todo iba como cada dia..
Para desayunar vaso de leche fria, una buena ducha, y el ritual de siempre ante el armario, se disponia a coger su vestido rojo (ese con el que sabia que si pedia un pitillo, le daban la cajetilla entera) pero la vió alli, en el fondo de su armario, tirada... Era aquella falda que se habia comprado para sorprenderle a el.
Nunca desde su ruptura habia podido volver a ponersela.. pero hoy saco valor y se la puso.
Esta vez salio a la calle como asustada.. no era la chica de siempre que caminaba segura de si misma y sonriente a cada andate que la miraba..
¡La falda! era esa prenda.. aun le traia demasiado recuerdos.
Caminó varias calles y nada. Nadie la piropeaba.. estaba empezando a preocuparse.
Le dió uno de sus bajones y decidió entrar a esa pasteleria donde algun dia entraron juntos, con la diferencia que estaba vez se compró chocolates de los caros (los que siempre ella habia querido).
Al ir a pagar la dependienta de la pasteleria le dijo: Bonita falda! La lleva con mucho estilo!
Ella sonrió, pagó y antes de salir tiro los chocolates en la basura de la misma pasteleria ¡ya no le hacian falta!
Y ahora sí, ahi iba ella, con la falda muy corta y la frente bien alta.. no le hizo falta nada mas..los siguiente piropos se dieron a lo largo del dia por cada lugar que pasaba.
Ahora se habia convertido: adicta a lo piropos.
