Nuestro primer encuentro formal transcurrió de manera divertida en uno de esos intrépidos sábados de mi nueva vida.
La primera vez que "el chico de los ojos color carbón" me vió, yo iba envuelta en un toalla huyendo de las miradas ajenas.
Aquella noche comenzamos con pisco y acabamos con ron.
El no estaba solo, le acompañaban tres amigos mas. Pocos minutos tuvieron que pasar para darme cuenta de su timidez.
Aquella noche yo me sentia toda una mujer...ropa interior de encaje, pantalones negros de cuero y botas de tacón.
A lo largo de unas cuantas copas, su sonrisa se ensanchó. Era su arma más potente, ya que destacaba en un rostro de facciones latinas. Su pelo de rizos y sus ojos oscuros como el carbón eran atractivos por separado, pero resultaban impactantes combinados con aquella sonrisa.
La noche transcurrió en una discoteca. Hasta el momento todo iba normal, como un sabado de alcohol y fiesta más.
Pero algo en mi cambió cuando en medio de la discoteca me dijo:
-¿Te gusta bailar?
-¡Me encanta!- respondí sin pensarlo.
Mientras tanto los primeros acordes de una bachata comenzaban a sonar..
-¿Bailas conmigo esta bachata?- Me dijo de forma vergonzosa
-Claro-Respondí con una sonrisa de oreja a oreja
Pensé que en la pista seguiria su timidéz, pero.. ¡me equivoqué!
Él me tomó de la mano, entrelazó sus dedos con los míos, y me condujo al centro de la pista.
Un paso, y me atrajo hacia su cuerpo; otro paso, y sus manos se posaron en mi cintura como si estuvieran hechas a medida para encajar con mis curvas; tres pasos, y su muslo se deslizó entre los míos. Aquellos puntos de contacto me centraron, me mantuvieron anclada.
Me estremecí al sentir la caricia de su aliento en la piel. Sí, me gustaba y me gustaba bailar bachata con el.
Me olvidé o mejor dicho: ¡nos olvidamos! de Maria y el resto del grupo.
En algun momento pude darme cuenta como sus amigos nos observaban sin entender muy bien tanto feeling en un solo baile.
Después de esa bachata, vino otra y otra y una salsa y otra.. hasta que el resto del grupo decidió que ya era hora de volver al piso.
Allí todo fue mas tranquilo. Maria se retiró a dormir y yo me quedé con "el chico de los ojos carbon" y sus tres amigos.
Uno de sus amigos dormido profundamente.
Otro borracho y hablando solo
El tercero contandome que iba a regresar a su país para casarse.
Y el cuarto, "el chico de los ojos carbón" habia vuelto a su timidez. Tranquilo sentado en el sofá.
Yo, nerviosa.. hablando, moviendome para allá y para acá.. pendiente de el. No entendia porque me resultaba tan importante impresionarlo.
Llegó el momento de la despedida..
Dos intentos de besos al amigo dormido que llevaban cargado.
Dos besos al amigo borracho que hablaba solo
Otros dos besos al futuro marido
y.. CUATRO besos "al chico de los ojos color carbón"
Eso ocurrió cuando ya todos iban escaleras abajo y el chico de los ojos color carbón aun quedaba dentro del piso para despedirse de mi.
-Ha sido un gusto bailar contigo- Dijo sonriente
-Lo mismo digo, un placer- Contesté picarona
Nos dimos dos besos..
-Espero volver a verte pronto-Añadió
-Ya sabes donde vivo, sera un placer estar contigo-Respondí
(Unos segundos de miradas, silencios y sonrisas tontas..) y otros dos besos.
Cuando nos miramos en silencio e intercambiamos una sonrisa, me di cuenta de que hacía mucho tiempo que no compartía un momento así con un desconocido.
No me sorprendió que no intentara hacer el amor conmigo aquella noche, lo que me sorprendió fue que no intentara follarme. Ni siquiera me besó la boca, a pesar de que vacilé antes de cerrar la puerta y charlé sonriente con él antes de despedirnos.
No me preguntó ni mi número de telefono. Se limitó a despedirse formalmente en la puerta de la que entonces era mi casa.
Aturdida por el ron caminé hasta mi cuarto.
(.....)